Los plásticos y combustibles fósiles tienen una relación tóxica que le está pasando factura al océano y en consecuencia al resto del planeta.
De los 9 mil millones de toneladas de plástico que se han producido en el mundo, desde la década de los 50, sólo 9% ha sido reciclado. De hecho, actualmente el plástico representa la mitad de los desechos del mundo.
Esto principalmente porque la mayoría de los productos que se hacen están diseñados para ser descartados después de un solo uso.
Pero…
¿Qué tienen que ver los combustibles fósiles con los plásticos y la contaminación en el océano?
La respuesta es TODO.
La industria de los combustibles fósiles se enfrenta a una amenaza existencial porque no empata con la agenda ambiental 2030 y porque en la actualidad las energías renovables son cada vez más baratas.
En la última década los paneles solares y las turbinas eólicas redujeron sus costos en un 85% aproximadamente, sin duda una buena noticia para evitar la catástrofe climática y cumplir con los compromisos globales de mantener el petróleo, el gas y el carbón bajo tierra.
Sumado a ello, algunos países en América Latina están planteándose objetivos cada vez más ambiciosos en cuanto a energías renovables y es que de acuerdo con la tercera revisión anual de Ember Gobal Electricity Review 2022, el 2021, fue un año récord para las fuentes de energía limpia en esta región.
Sin embargo la industria de los combustibles fósiles se resiste a disminuir su producción y ha encontrado en los plásticos de un sólo uso, un aliado para subsistir.
Dicho de otra forma, la industria de los combustibles fósiles está interesada en producir más plástico, porque es su bote salvavidas para seguir existiendo y es que alrededor del 99% de todos los plásticos son producidos de gránulos de polipropileno y polietileno, mismos que provienen en su totalidad del petróleo crudo y el gas.
El océano no debe pagar la factura
En marco al Día Mundial de los Océanos hacemos un llamado a la comunidad para repensar la forma en la que se produce, se usa y se maneja el plástico, ya que de la mano con las emisiones provocadas por los combustibles fósiles, son los principales responsables del deterioro de nuestros océanos.
Por un lado, la contaminación por plásticos han puesto en peligro la vida marina y ha provocado graves daños en los hábitats marinos y por el otro el 50% de los arrecifes de coral están destruidos debido al contenido calorífico y la acidificación de los océanos, indicadores para medir el cambio climático y que por cierto rompieron récord en 2021.
Si la proporción actual de combustibles fósiles se mantiene y la demanda energética se duplica alrededor de 50% para 2050, las emisiones superarán por mucho la cantidad de carbono límite para evitar el aumento medio de temperatura mundial a 1,5 °C y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Si hemos visto como poco a poco América Latina transita hacia las energías renovables, podemos continuar trabajando juntos para mitigar el uso de los plásticos y así junto con otras acciones, devolverle el equilibrio al océano: nuestra fuente de vida, los pulmones de nuestro planeta, el sustento de la humanidad y el hogar de la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra.
Fuentes y recursos:
https://www.un.org/es/observances/oceans-day
https://ember-climate.org/insights/research/global-electricity-review-2022/
https://www.unep.org/interactive/pollution-to-solution/?lang=EN
https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/sites/2/2019/09/SR15_FAQs_spanish.pdf