Acuerdos, negociaciones y objetivos sobre el cambio climático y la necesidad de pasar del debate a la acción
Artículo escrito por Mónica Valtierra
Foto por Markus Spiske/ Unsplash
La crisis climática es una realidad que podemos observar todos los días a través lluvias y granizadas sin precedentes, olas de calor, sequías, aumento de enfermedades como el Dengue o el Chinkunguya, entre otras. Estos eventos climáticos extremos, son apenas el inicio de una catástrofe que podemos evitar, tanto a nivel individual como colectivo; para entender cómo los gobiernos establecen cuáles deben ser las prioridades y las acciones que deben implementarse para lograrlo, te invitamos a seguir leyendo sobre los principales acuerdos y reuniones que dan forma a los objetivos globales de combate al cambio climático.
La primera vez que varios países se reunieron para discutir sobre el medio ambiente, la contaminación y el impacto de los seres humanos en la naturaleza fue en 1972, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (también conocida como la Cumbre de Estocolmo). Durante la Cumbre, el cambio climático no fue el tema central, todavía no existía un debate ni ideas demasiado fuertes al respecto, pero si se abordó la necesidad de garantizar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras y se acordaron reuniones cada 10 años para abordar cuestiones de desarrollo sostenible.
También se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para coordinar las actividades de los países relacionadas con la preservación de los ecosistemas y promover el desarrollo sostenible. Por poco más de 15 años, se celebraron otras conferencias para discutir el tema, en 1979 se abordó por primera vez el término de cambio climático en Ginebra y en 1987 se estableció la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que dio como resultado el informe Brundtland o Nuestro futuro común.
El Informe Brundtland se aborda claramente el contraste entre el desarrollo económico contemporáneo y su relación con la degradación ambiental y por primera vez, en el, establece de manera oficial y a nivel global el significado de desarrollo sostenible como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Como dato curioso, el informe fue coordinado por una mujer, Gro Harlem Brundtland, quien fue Primer Ministro de Noruega y Directora General de la Organización Mundial de la Salud.
Un año después, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el PNUMA crearon el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) para recabar e informar sobre los datos científicos más relevantes de la actualidad, sobre cambio climático. La información que produce el IPCC es la base del debate en las reuniones internacionales y para la definición de metas nacionales internacionales para atender la crisis climática.
Poco a poco, el cambio climático comenzó a posicionarse como un tema de gran relevancia en el ámbito internacional hasta que, 20 años después de Estocolmo, se celebró la Cumbre de la Tierra (Conferencia de Río) en Rio de Janeiro. En ella, participaron más de 150 países y se comenzó a poner sobre la mesa la responsabilidad que tenía cada país en el cambio climático y se creó un plan de acción global para el desarrollo sostenible llamada Agenda 21.
En Río, se creó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) que se encarga de facilitar las negociaciones sobre cambio climático entre los países que la conforman, provee asistencia técnica a sus partes y se conforma de diferentes organismos para garantizar la implementación de los acuerdos internacionales sobre el tema más importantes: el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París.
Como parte de las acciones para cumplir con los objetivos para los que fue creada, la CMNUCC lleva a cabo la Conferencia de las Partes (COP) en la que se reúnen representantes del gobierno de los países firmantes de la Convención, es decir, de las Partes, y también algunas organizaciones no gubernamentales para discutir sobre las necesidades específicas y las acciones que se requieren a nivel nacional y global para combatir al cambio climático con base en los datos generados por la CMNUCC y el IPCC.
Como resultado de las COP, en 1997 se acuerda la adopción del Protocolo de Kioto en el que se establecen objetivos de reducción de emisiones específicos para el periodo 2008-2012, para cada país cada país y en 2007, se aprobó una segunda fase del Protocolo para 2020. Sin embargo, al analizar los resultados sobre la reducción de emisiones por país, así como la tendencia de emisiones globales, es posible concluir que el Protocolo fue un fracaso. Si bien, este fue un primer paso para que el mundo reconociera la importancia de combatir el cambio climático, la alza en emisiones contaminantes es un reflejo de la falta de compromiso global para actuar como se debe ante una crisis climática.
Aunque poco se sabe de lo que sucederá con el Protocolo una vez concluida su segunda fase en 2020, es un hecho que poco a poco los países se han olvidado de los compromisos ahí planteados, incluso, Canadá se retiró del mismo durante las negociaciones para la segunda fase, con el argumento de que no cubría ni obligaba a países contaminantes como China y Estados Unidos a contribuir.
Desde la firma del Protocolo, las discusiones globales ahora se han centrado en aspectos como definir hojas de ruta para implementación, vincular jurídicamente los acuerdos y establecer los mecanismos de financiamiento de acciones para países que no tienen los recursos para llevar a cabo proyectos de mitigación y adaptación. Pero el gran obstáculo es que, otros países no pueden decidir ni obligar a sus contrapartes a cumplir compromisos y firmar los acuerdos globales, lo que deja fuera de responsabilidad a naciones que tienen importante participación en las emisiones globales.
En este marco de discusiones llegamos a 2015 y a la COP21 en París, ahí, los países lograron establecer un acuerdo común sobre la meta que debe alcanzarse para impedir que los efectos del cambio climático sean un peligro mayor: impedir que la temperatura global se eleve más de 2°C (ya hemos elevado la temperatura a poco más de 1°C desde la Revolución Industrial, por lo que tenemos menos de un grado para lograr dicho objetivo).
Como parte del Acuerdo de París, las partes presentaron metas específicas para cada uno de sus territorios, a esa meta se les conoce como Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), no obstante, dichas metas sólo alcanzan para impedir un aumento de temperatura hasta los 3°C y, en 2018, el IPCC anunció que, la meta de 2°C es insuficiente para impedir los riesgos graves de la crisis climática y que dicho objetivo debería limitarse a 1.5°C. En 2020, los países deberán presentar nuevas y más ambiciosas metas sin que se especifique aún la manera en la que deberán reportar los avances y mucho menos, las consecuencias de no hacerlo.
Esta última frase representa muy bien lo que muchos arreglos institucionales en materia de cambio climático significan: existen ya muchos objetivos y acuerdos sobre la importancia de la crisis climática, pero no así, las acciones y mecanismos necesarios para implementar soluciones tanto de mitigación y captura de contaminantes, como de adaptación ante las ya evidentes consecuencias del calentamiento global. En otras palabras, hay mucho debate y poca acción climática.
¿Qué puedes hacer tú?
- Si tienes poder de decisión dentro de tu comunidad, empresa, organización, contáctanos en redes sociales, tenemos diversas propuestas y acciones que pueden generar un impacto.
- A nivel individual puedes también realizar pequeñas acciones con un gran impacto, te invitamos a ver esta gráfica en la que se enlistan acciones básicas y su impacto para combatir la crisis climática, entre ellos destacan vivir sin coche y volar menos o nada.
- Participa en la Huelga Mundial por el Clima que se llevará a cabo el 20 de septiembre en diversas ciudades de México y América Latina. En la Ciudad de México, se realizará una marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo a partir de la 1:00 de la tarde.